El compromiso ético con las personas, base de la conferencia de CONEA 2009, Tacna, Perú

“Quien dice que se ha de hacer lo que nadie hace, a todos reprende”
Francisco de Quevedo en su introducción a Utopía de Tomás Moro

Es bien sabido que al corto plazo, quien desea ganar dinero a cualquier precio, pasa por encima de la persona, la atropella, la manipula y la destruye, destruyéndose él a sí mismo también.

¿Es posible actuar siempre éticamente?
La ética en los negocios, o lo que es lo mismo, la ética empresarial, está viviendo una fuerte moda actualmente en todo el mundo. Quizá apoyada en los últimos escándalos financieros. ¿Por qué ser ético? ¿Cómo ser ético en los negocios? ¿Es posible actuar siempre éticamente? En definitiva ¿Qué es la ética empresarial?
La ética es una exigencia de la persona, no de los resultados económicos, ni tampoco es exigencia de la ley positiva.
Es una exigencia personal, pues encamina y endereza a la persona hacia su fin último, la excelencia humana.
Es por ello que sólo existe una ética, la personal. Hablar de una ética específica de empresa o de la familia o de la sociedad es parcializar el tema.
Ética es ciencia práctica que trata del comportamiento humano en cuanto que lo encamina a un fin, su felicidad y excelencia, a través de una norma moral, la más básica de las cuales es haz el bien y evita el mal.
El ser humano se realiza en sus actos. Todo acto tiene carga ética, ya sea positiva o negativa. No existen actos neutros. Cada uno de ellos nos encamina a esa excelencia o nos aleja de ella. Si un profesional roba se convierte en un ladrón, si hace buen trabajo, se convierte en un profesional de referencia.
No existe una buena manera de hacer una cosa mala.
Todo lo que hace el hombre tiene que ver con la ética, abarca al ser humano en todas sus dimensiones.
Cuando un líder de empresa aplica un sistema de dirección ético y eficaz, crea una cultura de confianza, ética y eficaz.
La ética se fundamente en último término en la dignidad de la persona, porque toda persona es un fin en sí misma, no está supeditada a otra cosa (al dinero, al poder, a la fama…)
Toda persona es alguien concreto, individual con una riqueza e identidad propia, distinto de otro y con una biografía personal que nunca se repetirá. No debemos despojarle de lo que le hace ser él y le aporta su identidad.
Cuando no es así, manipulamos a la persona, la oprimimos y alienamos, hacemos de ella un medio y con ello nos destruimos a nosotros mismos. Nos convertimos en manipuladores y monstruos. Esta es la acusación que pesa sobre los responsables de los escándalos empresariales vividos.
La ética, por tanto, no es un modo de aumentar la rentabilidad de la empresa, sino una manera de crear hombres y mujeres excelentes.
No es un elemento más del management o del marketing, la política o la medicina, sino que lo exige mi ser persona.
Se están implantando políticas éticas en las empresas para lavar la cara a ciertos comportamientos y también como un instrumento rentable al largo plazo. Sea rentable o no (precisamente el comportamiento no ético es el más rentable, sobre todo si no se le sorprende en el delito) la exigencia ética existe.
La legislación debe estar al servicio de la justicia. Toda ley se ordena al bien común y la justicia es el orden de la comunidad política (Aristóteles) Pero ser ético no significa ser legal, va mucho más lejos. Precisamente existe un divorcio entre la legislación y la justicia (en cuanto virtud ética) Se dan acciones justas prohibidas y acciones injustas mandadas, que separan la ley moral de la positiva.
Ante la pregunta arriba expuesta “¿es posible actuar siempre éticamente?” cabe sólo una respuesta posible: sí es posible comportarse siempre éticamente.
No se trata de ver si existe el hombre perfecto, sino si ante esta decisión que ahora debo tomar puedo actuar éticamente. La respuesta tiene su fundamento en la libertad humana. Soy libre de tomar la respuesta adecuada y además soy responsable de ella.
Si contestáramos que no es posible siempre, dejaríamos la rendija abierta para la ocasión del comportamiento inadecuado.
Hoy en la empresa y en la sociedad no se habla del bien y del mal, sino de valores.
Los valores no son absolutos, en nombre de ellos se pueden hacer barbaridades. En la revolución francesa se asesinaba en nombre de la libertad, igualdad y fraternidad. El único absoluto es el hombre, creador y portador de los valores. Por tanto el mismo hombre no es un valor que se pueda ponderar contra otro valor, sino el sustento de todos. Ninguno está por encima del hombre.
La gestión por valores está bien, pero la gestión por hábitos quizá sea más adecuada, y me atrevería a sugerir que empecemos a hablar de gestión por virtudes. La virtud, como hábito positivo que es, es la que construye al profesional excelente.
Virtud o hábito positivo es toda costumbre en el pensar o en el actuar que lleva al profesional a conocerse a sí mismo, a dirigir, desarrollar y ayudar a los demás, a trabajar con imaginación, coraje, a actuar sin miedo a pesar de las circunstancias difíciles, a auto comprometerse, a auto motivarse, a hacerse cargo de su vida, a tomar iniciativa y a mejorar su equipo de trabajo, la empresa y la sociedad. Crean lealtad, confianza y honestidad. Producen resultados positivos.
Todo lo expuesto se sitúa en el plano de las personas y roza, por la responsabilidad que conlleva, a todos los demás. Es decir, hacer un mal planteamiento estratégico empresarial puede tener unas consecuencias negativas para los trabajadores y, por tanto, existe una responsabilidad ética por parte de quien lo diseñó.

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