¿Por qué la Iglesia no es ni de derechas ni de izquierdas?

La Iglesia católica no se identifica con ninguna ideología ni partido político, ya sea de derechas o de izquierdas. Su misión es de orden espiritual, moral y humanista: anunciar el Evangelio, defender la dignidad de toda persona humana y promover el bien común. Su referencia última no es un programa político sino el Evangelio de Jesucristo.

El Papa Francisco lo ha recordado en varias ocasiones: “la Iglesia no es un partido político ni se debe dejar encasillar en categorías políticas humanas”. Su enseñanza social —la Doctrina Social de la Iglesia (DSI)— ilumina las realidades sociales y políticas a la luz de la fe y la razón, pero siempre respetando la legítima autonomía de las realidades temporales.

Políticas actuales con las que no se alinea la Iglesia (ni a derechas ni a izquierdas):

  1. Derechas:
    • Neoliberalismo económico radical: La DSI critica las políticas económicas que absolutizan el mercado, reducen el Estado a su mínima expresión y sacrifican los derechos sociales en nombre de la eficiencia. Caritas in veritate (Benedicto XVI) o Fratelli tutti (Francisco) subrayan que la economía debe estar al servicio de la persona y no al revés.
    • Cierre de fronteras absoluto: La Iglesia defiende el derecho de los migrantes a buscar una vida digna. No se puede rechazar a los migrantes ni adoptar políticas xenófobas.
    • Desprecio por el cuidado de la creación:  La Laudato si’, pide un compromiso con la ecología integral.
  2. Izquierdas:
    • Ideología de género: La Iglesia rechaza la imposición cultural que niega la diferencia y complementariedad entre hombre y mujer, y que pretende disolver las identidades sexuales.
    • Políticas de aborto libre: La vida humana es sagrada desde la concepción. La Iglesia no puede aceptar leyes que permitan suprimir vidas inocentes.
    • Atentados contra la libertad religiosa: Algunos discursos y políticas laicistas de izquierdas buscan expulsar lo religioso del ámbito público o restringir la libertad de los creyentes.

La DSI propone una política más justa que la que defiende cualquier partido:

Ningún partido político abarca de forma completa los principios de la DSI, que promueve:

  • La dignidad inviolable de la persona humana, por encima de cualquier ideología.
  • El bien común como fin de la política, no los intereses de un grupo o clase.
  • La subsidiariedad: los asuntos deben resolverse en el nivel más cercano posible a las personas, respetando su libertad e iniciativa.
  • La solidaridad: combatir la desigualdad y promover una auténtica fraternidad social.
  • El destino universal de los bienes: la propiedad privada debe servir al bien común, no ser un absoluto.
  • El cuidado de la casa común (ecología integral).
  • La promoción de la paz y la justicia internacional.

Estas propuestas, inspiradas en el Evangelio y en la razón, van más allá de las simplificaciones ideológicas de derecha e izquierda. Se sitúan en un plano superior de justicia integral, que responde a las necesidades reales de las personas, especialmente de los más pobres y vulnerables.

El compromiso político de los católicos:

Todo esto no significa que los católicos deban ser apolíticos. Al contrario, “la política es una de las formas más altas de caridad” (Pío XI), porque busca el bien común. Los laicos tienen la misión de implicarse en política —como ciudadanos y como posibles servidores públicos— para transformar las estructuras injustas y hacer presente la luz del Evangelio en la sociedad.

Esto exige:

  • Discernimiento (ningún partido es perfecto, y a veces hay que votar por el mal menor).
  • Formación de la conciencia.
  • Coherencia entre la fe y la vida pública.
  • Diálogo y respeto por la pluralidad.

El católico no es esclavo de ninguna sigla, pero tampoco puede abdicar de su responsabilidad política: debe luchar en todos los ámbitos por la justicia, la dignidad humana, la vida, la familia, el bien común y la solidaridad universal.

Deja un comentario

Blog de WordPress.com.

Subir ↑