Poderosa Cristología del Salmo 22 (21)

El Salmo 22 es un Salmo mesiánico que ha sido ampliamente reconocido como una profecía acerca del sufrimiento y la crucifixión de Jesucristo. A medida que analizamos el Salmo 22 versículo por versículo, podremos apreciar su rica dimensión teológica y su conexión con la figura de Jesús:

Versículo 1: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación y de las palabras de mi clamor?»

Este versículo comienza con el grito angustiado del salmista, expresando un sentido de abandono y distancia de Dios. Desde una perspectiva cristológica, este versículo encuentra su cumplimiento en Jesucristo en el momento de su crucifixión. Mientras llevaba el peso del pecado del mundo, Jesús experimentó una sensación de separación temporal del Padre, como se registra en Mateo 27:46.

Versículos 2-3: «Dios mío, clamo de día, y no respondes; también de noche, y no hay para mí reposo. Sin embargo, tú eres santo, tú que habitas entre las alabanzas de Israel.»

En estos versículos, el salmista lamenta la aparente falta de respuesta de Dios a sus clamores. A pesar de eso, reconoce la santidad de Dios y su presencia en medio de las alabanzas. En la perspectiva cristológica, estos versículos pueden entenderse como una referencia a Jesucristo en su sufrimiento. Aunque parecía que Dios no respondía, Jesús mantuvo su confianza en la santidad y la presencia de Dios en medio de la prueba.

Versículos 6-8: «Pero yo soy gusano, y no hombre; oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo. Todos los que me ven, de mí se burlan; estiran la boca, menean la cabeza, diciendo: «Confió en el Señor, líbrelo él; líbrelo, puesto que en él se complacía».

En estos versículos, el salmista describe cómo es objeto de burla y desprecio por parte de otros. Desde una perspectiva cristológica, estos versículos encuentran su cumplimiento en Jesucristo durante su crucifixión. Él fue objeto de burla y escarnio por parte de aquellos que lo crucificaron, y se burlaron de su confianza en Dios para liberarlo.

Versículos 14-18: «Como agua he sido derramado, y todos mis huesos están descoyuntados; mi corazón es como cera, se derrite en medio de mis entrañas. Como un tiesto se secó mi vigor, y mi lengua se pegó a mi paladar; me has puesto en el polvo de la muerte. Perros me han rodeado; me ha cercado una banda de malhechores; taladran mis manos y mis pies. Puedo contar todos mis huesos; entre tanto, ellos me miran y observan. Reparten entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echan suertes.»

Estos versículos describen el sufrimiento extremo y la crucifixión del salmista. Desde una perspectiva cristológica, estos versículos encuentran un cumplimiento claro en Jesucristo durante su crucifixión. Las descripciones de los huesos descoyuntados, el corazón derretido, la sed y la división de las vestiduras se asemejan sorprendentemente a la experiencia de Jesús en la cruz.

Versículos 22-24: «Proclamaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré. Vosotros que teméis al Señor, alabadlo; toda la descendencia de Jacob, glorificadlo; y temedle, toda la descendencia de Israel. Porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido, ni de él escondió su rostro; antes bien, cuando clamó a él, lo oyó.»

En estos versículos, el salmista se dirige a la congregación y los exhorta a alabar a Dios. Desde una perspectiva cristológica, estos versículos pueden entenderse como una referencia a Jesucristo después de su resurrección. Jesús, al cumplir su misión de salvación, proclamó el nombre de Dios a sus discípulos y llamó a la alabanza y la adoración. Además, Dios no menospreció ni escondió su rostro de la aflicción de Jesús, sino que lo escuchó y lo exaltó.

Versículos 27-31: «Comerán y adorarán todos los límites de la tierra; se postrarán ante él todas las familias de las naciones. Porque del Señor es el reino, y él gobierna sobre las naciones. Todos los prósperos de la tierra comerán y adorarán; todos los que descienden al polvo se postrarán delante de él, aun el que no puede preservar su vida. La posteridad le servirá; del Señor se hablará a la generación venidera. Vendrán y declararán su justicia; a un pueblo por nacer, contarán lo que él ha hecho.»

Estos versículos proclaman la universalidad del reinado de Dios y la adoración que le será ofrecida por todas las naciones. Desde una perspectiva cristológica, estos versículos apuntan al reinado eterno de Jesucristo y a la expansión del evangelio a todas las naciones. La resurrección y exaltación de Jesús dieron lugar a la extensión del reino de Dios y a la adoración de Cristo por parte de personas de todas las culturas y generaciones.

En conclusión, el Salmo 22 presenta una poderosa visión profética y cristológica del sufrimiento y la crucifixión de Jesucristo. A medida que examinamos cada versículo, podemos ver cómo se cumple en Jesús, destacando su abandono aparente, su sufrimiento extremo en la cruz, la burla y la división de las vestiduras, así como su victoria final y su exaltación. Este Salmo no solo muestra el cumplimiento mesiánico en Jesucristo, sino que también enfatiza la universalidad de su reinado y la adoración que le es debida en todas las generaciones.

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