Los carismas en la Iglesia Católica son dones del Espíritu Santo concedidos a los fieles para el bien común y la edificación de la Iglesia. No son privilegios personales, sino gracias orientadas al servicio y al crecimiento espiritual de la comunidad cristiana.
1. ¿Qué son los carismas?
La palabra “carisma” viene del griego charis, que significa “gracia”. En la teología cristiana, los carismas son dones gratuitos que el Espíritu Santo otorga a los miembros del Cuerpo de Cristo para el bien de todos.
San Pablo enseña:
“A cada uno se le da la manifestación del Espíritu para provecho común.”
(1 Corintios 12,7)
2. Fundamento bíblico
Los carismas se describen principalmente en:
- 1 Corintios 12–14
- Romanos 12,3–8
- Efesios 4,7–16
- 1 Pedro 4,10–11
En ellos se destaca la variedad de dones, su origen divino, y su finalidad comunitaria: “muchos miembros, un solo cuerpo”.
3. Tipos de carismas
a) Carismas ordinarios (de servicio o ministeriales)
Son más comunes y sostenibles en el tiempo. Ejemplos:
- Enseñar la fe
- Servir con caridad
- Administrar bienes
- Consolar y acompañar
- Evangelizar
- Educar o formar comunidades
- Liderar con humildad
b) Carismas extraordinarios (espectaculares o temporales)
Son menos frecuentes y llaman la atención por su carácter sobrenatural. Ejemplos:
- Don de lenguas (glosolalia)
- Interpretación de lenguas
- Sanaciones
- Profecía
- Discernimiento de espíritus
- Milagros
c) Carismas personales y comunitarios
Algunos se manifiestan en individuos; otros se dan a comunidades enteras (órdenes religiosas, movimientos, nuevas realidades eclesiales).
4. Enseñanza del Magisterio
Catecismo de la Iglesia Católica:
“Son gracias especiales… ordenadas al bien común de la Iglesia. (…) Deben ser recibidas con acción de gracias y consuelo.”
(CIC, 799–800)
Concilio Vaticano II (Lumen Gentium, 12):
“El Espíritu Santo distribuye entre los fieles gracias especiales de todo tipo (…) tanto los más eminentes como los más sencillos, que deben ser acogidos con gratitud.”
5. Discernimiento de los carismas
No todo lo que parece un carisma lo es realmente. La Iglesia recomienda discernir cuidadosamente su autenticidad, mediante:
- Coherencia con el Evangelio y la doctrina.
- Frutos visibles de caridad, unidad y edificación.
- Humildad y obediencia del que lo recibe.
- Confirmación por parte de la autoridad eclesial.
San Pablo exhorta:
“No apaguen el Espíritu, no desprecien las profecías; examínenlo todo y quédense con lo bueno.”
(1 Tesalonicenses 5,19–21)
6. Carismas y ministerios
Los carismas no deben confundirse con los ministerios instituidos o sacramentales. Por ejemplo:
- Ser catequista o lector puede ser ministerio instituido.
- Tener facilidad para explicar la fe con sabiduría puede ser un carisma.
A veces coinciden y se refuerzan mutuamente. La clave está en servir a los demás y no buscar prestigio personal.
7. Los carismas en la vida de la Iglesia hoy
La Iglesia está llena de carismas. Algunos ejemplos:
- El carisma de la pobreza evangélica en san Francisco.
- El carisma de la enseñanza mística en santa Teresa de Jesús.
- El carisma del perdón y la misericordia en san Juan Pablo II.
- El carisma de intercesión y sanación en algunos grupos carismáticos actuales.
También existen movimientos y congregaciones que nacen como expresión de un carisma para la Iglesia: Focolares, Camino Neocatecumenal, Comunión y Liberación, Renovación Carismática, etc.
8. Carismas y santidad
Aunque son dones extraordinarios, los carismas no garantizan la santidad personal. Lo verdaderamente esencial para la salvación no es tener carismas, sino vivir la caridad, la humildad y la comunión con la Iglesia.
1 Corintios 13,1-2:
“Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como bronce que resuena…”
9. Claves para vivir los carismas hoy
- Pide al Espíritu Santo: “Señor, muéstrame los dones que me has dado para servirte.”
- Descúbrelos en la comunidad: Escucha cómo los demás ven tus talentos y frutos espirituales.
- Ponlos al servicio de los demás: Don que no se entrega, se pierde.
- Discierne con humildad: No todos los impulsos espirituales son de Dios.
- Permanece en comunión con la Iglesia: Todo carisma auténtico edifica, no divide.
Oración final
“Espíritu Santo, dador de dones y carismas, aviva en nosotros los dones que hemos recibido en el bautismo y la confirmación. Danos luz para reconocerlos, humildad para aceptarlos, y caridad para vivirlos al servicio de los demás. Amén.”











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