Políticas de género, aborto y eutanasia: entre la ciencia, la naturaleza y la ideología

1. Introducción

En el debate político contemporáneo, conceptos como políticas de género, derecho al aborto o muerte digna se presentan como conquistas respaldadas por la ciencia. Sin embargo, un análisis riguroso revela dos verdades fundamentales:

  1. La ciencia no puede decidir lo que es bueno o malo, pues su función es describir la realidad, no dictar valores.
  2. Ninguna legislación debería contradecir los datos objetivos que la ciencia establece, porque estos reflejan realidades naturales que no dependen de ideologías ni de mayorías parlamentarias.

Cuando la política ignora o contradice hechos científicos para imponer narrativas ideológicas, no solo se aleja de la verdad, sino que siembra un conflicto entre el derecho y la naturaleza misma.

2. Ciencia y política: ámbitos y límites

La ciencia se ocupa de responder a la pregunta “¿qué es?”, describiendo y explicando los fenómenos del mundo natural y social con base en la observación y la verificación.
La política responde a “¿qué debemos hacer?”, tomando decisiones sobre cómo organizar la vida común.

Max Weber señalaba que la ciencia aporta conocimiento, pero las decisiones políticas se mueven en el terreno de los valores. No obstante, la política no debería legislar contra la evidencia científica, porque hacerlo implica construir un orden jurídico sobre falsedades.

3. El caso de las políticas de género

Las políticas de género suelen basarse en una visión sociocultural que redefine categorías como “hombre” y “mujer” a partir de percepciones subjetivas o construcciones identitarias. Sin embargo:

  • La biología establece, con datos objetivos, que el sexo es una realidad determinada por la genética y la fisiología.
  • La psicología puede describir situaciones como la disforia de género, pero no puede negar que la identidad sexual biológica es inmutable a nivel cromosómico.

Cuando una legislación define legalmente que una persona puede “ser” del sexo opuesto por simple declaración, contradice datos científicos elementales y sustituye la verdad natural por una ficción jurídica.

4. Aborto: hechos biológicos y decisiones normativas

En el aborto, la biología afirma con total claridad: desde la concepción existe un nuevo organismo humano, con ADN único y un desarrollo autónomo.
Este hecho no es opinable, es un dato empírico.

La decisión política de permitir o prohibir la interrupción del embarazo entra en el ámbito jurídico. Pero ninguna ley honesta debería negar que lo que se interrumpe es una vida humana. Legislar ignorando este hecho equivale a construir un derecho sobre una falsedad biológica.

5. Eutanasia: la vida y su valor

En la eutanasia, la medicina describe el estado del paciente, el dolor, las opciones paliativas y el pronóstico.
La decisión de provocar la muerte por motivos de compasión es política, pero no puede basarse en la negación del hecho de que la persona sigue viva y es un organismo humano funcional hasta el instante de la muerte.

Una legislación que, por ejemplo, redefina la vida como “no digna” bajo ciertos criterios subjetivos, distorsiona la realidad médica para adaptarla a una ideología.

6. El riesgo de legislar contra la naturaleza

Cuando se legisla contra los datos científicos se generan tres problemas graves:

  1. Colisión con la realidad: las leyes no cambian los hechos naturales, solo obligan a ignorarlos oficialmente.
  2. Crisis de confianza: los ciudadanos perciben que el derecho ya no protege la verdad, sino narrativas ideológicas.
  3. Inestabilidad jurídica: lo que hoy se aprueba sobre la base de una ficción puede ser mañana revertido cuando esa ficción se haga insostenible.

7. Conclusión

La ciencia no es árbitro moral, pero sí establece límites objetivos que ninguna ley debería traspasar. La política puede y debe decidir, pero siempre respetando los datos que describen la naturaleza humana y la realidad material.

Ignorar estos datos en favor de una agenda ideológica no solo es intelectualmente deshonesto, sino que conduce a un orden social edificado sobre mentiras. En última instancia, el respeto a la verdad natural es condición imprescindible para la justicia y la paz social.

EL FRAUDE CIENTÍFICO

Deja un comentario

Blog de WordPress.com.

Subir ↑