Vivir sin mentiras

Si la verdadera libertad se define como la libertad de elección, y no como define el concepto clásico de decantarse por la virtud, entonces abrimos las puertas de par en par a la reforma de la religión basada en las líneas terapéuticas que giran en torno a la experiencia subjetiva.

La resistencia que el cristianismo ha ejercido frente a la anticultura actual se ha probado infructuosa, y es probable que así siga sucediendo en el futuro a corto plazo. ¿Por qué? Porque el espíritu terapéutico también ha conquistado a las iglesias, incluso a aquellas pobladas por cristianos «conservadores». Relativamente pocos cristianos contemporáneos están preparados para sufrir por la fe, porque la sociedad terapéutica que los ha formado niega el propósito del sufrimiento, y la idea de soportar el dolor por la verdad parece ridícula. Hay miedo a la cruz.

¿Qué es vivir en la mentira? Aceptar sin rechistar las falsedades y la propaganda que el Estado obliga a sus ciudadanos a declarar (o por lo menos no oponerse a ellos) para convivir en paz bajo el totalitarismo. Todo el mundo dice que no tiene más remedio que conformarse y aceptar su impotencia. Pero esa es la mentira que reviste a todas las demás mentiras de su fuerza maligna. Puede que el hombre corriente no sea capaz de derribar el reino de las mentiras, pero al menos puede decir que no será su súbdito leal.

Un hombre que no vive en la mentira:

  • No dirá, escribirá, afirmará ni distribuirá nada que deforme la verdad.
  • No irá a ninguna manifestación ni participará en ninguna acción colectiva a menos que realmente crea en la causa.
  • No participará en ninguna reunión en la que se imponga una línea de debate y nadie pueda decir la verdad.
  • No votará por ningún candidato o propuesta que considere «dudosa o indigna».
  • Saldrá de un evento «en el que el orador mienta, distribuya estupideces ideológicas o propaganda desvergonzada».
  • No apoyará el periodismo que «distorsione u oculte los hechos subyacentes».

Aleksandr Solzhenitsyn

La tarea del disidente cristiano de hoy es comprometerse personalmente a vivir sin mentiras. ¿Cómo puede hacer eso él solo? Necesita acercarse al liderazgo espiritual auténtico y formar pequeñas comunidades de compañeros creyentes con quienes pueda orar, cantar, estudiar las Escrituras y leer otros libros importantes para su misión.

«Vivir sin mentiras», Rod Dreher.

«La opción benedictina», Rod Dreher.

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